viernes, 21 de agosto de 2015

Melconian, Espert, Broda... ¿Y Bein?

De qué hablamos cuando hablamos de liberales y otras cuestiones 3



por Juan Manuel Iribarren


Creo que sería bueno cerrar estos apuntes desordenados tratando de ver al otro economista, el que no es Melconian Espert Broda ni tampoco Kicillof. A mi modo de ver, teatralizando un poco, Miguel Bein parece plantarse en este punto: ok, no es la economía estúpido, pero tampoco es la política, pavotes, porque si fuera la política, pavotes, estaríamos sujetos a un ciclo de empleo y consumo que no se podría sostener por siempre, y que nos llevaría a una crisis, y, por el otro lado, la agenda electoral determinaría las políticas económicas más populares, sin tomar en cuenta el largo plazo (varias décadas), y por este medio se puede hacer mucho y se ha hecho mucho, pero no se puede hacer todo, y eso siempre pasa así y siempre tenemos que volver a comenzar, por lo que habría que pasar a un ciclo de inversión y productividad: una versión bastante más matizada de la frase de Miguel Ángel Broda: la Macro siempre se venga.

Bein comparte presupuestos con los economistas de la oposición: el kirchnerismo ha sido cortoplacista, ha buscado políticas económicas populares, pero debido a esto se está quedando sin reservas, y hasta aquí no hay grandes diferencias entre los discursos; sin embargo, es crucial entender que hay enormes diferencias entre estos economistas y que estas diferencias esenciales tienen que ver con los enfoques tanto del pasado como del futuro: para los economistas de la oposición no existió década ganada, para Miguel Bein la década fue "recontraganada"; para los economistas de la oposición el corto plazo fue solo propaganda para la agenda electoral, para Miguel Bein el corto plazo fue un proceso necesario para incorporar 7 millones de pobres a la clase media; para los economistas de la oposición la caída de las reservas demuestra el carácter irresponsable del gobierno, para Miguel Bein la caída de las reservas no se puede adjudicar del todo al gobierno, sino también a los procesos de desestabilización contra el gobierno por parte de movimientos especulativos foráneos.

Ver cómo ven el futuro ambos es mucho más difícil, ambos quieren inversiones y ambos quieren bajar la inflación: el tema de las inversiones es complejo de ver, porque no se han pronunciado demasiado, pero a mi modo de entender Bein piensa en una inversión orientada a investigación y desarrollo, con el fin de  diversificar  las exportaciones y subir la calidad de empleo, pero también piensa en reducir la inflación a un dígito de aquí a cuatro años, aunque no creo que piense en un levantamiento del cepo, ni en un ajuste rápido, ni en privatizaciones, sino en una desaceleración del crecimiento, necesaria para no quedarse sin reservas, y seguramente también en adquirir algún préstamo importante. En el caso de Melconian Espert Broda, no es fácil ver qué entienden por inversiones, pero cuando dicen "inversiones", de acuerdo al credo que profesan  suena a privatizaciones para capitalizar, las reservas al mismo tiempo que levantan el cepo cambiario. Y, por supuesto, antes de pensar cómo, ir haciendo crecer las exportaciones gradualmente, reducir la inflación a un dígito en un año por una liberación del mercado e inversiones del tipo anterior o aún medidas más arriesgadas; en suma: achicar el gasto público por medio de despidos masivos y algún panfleto de libre comercio: a mi modo de entender, en nombre del largo plazo quieren hacer medidas cortoplacistas que reduzcan la inflación y traigan inversiones, pero en este caso no se ve muy clara cuál es la idea a largo plazo.

Es decir, se puede inducir fácilmente que para Bein el modelo sería un país como Corea del Sur (llegar a ser un país desarrollado en 30 años, algo tan alejado de la sensibilidad argentina, y tan sospechoso de coartada, aunque en su frase lo deja claro: "uno puede llegar en tren bala al pleno empleo, pero el desarrollo es un tren lechero"). Por esto, la incógnita sería si cree que puede o no puede hacerlo sin tener que reducir mucho el gasto público, si tiene alguna idea para un Estado de Bienestar desarrollista al estilo de los Tigres Asiáticos,  o incluso de los países nórdicos, sin petróleo o con petróleo, aunque esto último por cuestiones demográficas y culturales sea un poco más difícil. Sin embargo, lo que parece seguro es que el modelo económico peronista y kirchnerista de consumo y empleo no es precisamente el que está pensando, aunque esto no es totalmente lo mismo que descartar el modelo político de justicia social, sino que puede tratarse de retenerlo sin aumentarlo -o sin priorizarlo- como base para el desarrollo futuro, ralentizar la economía mientras se generan inversiones y muy probablemente no incorporar más pobres a la clase media, sino darle prioridad a elevar el nivel de esa clase media cuidando de no reducirla: el futuro de esto parece confuso, puede tratarse de una intrincada mayoría de edad como de una trampa más, es muy difícil analizarlo: la óptica del pensamiento nacional y popular ha asumido una mayoría de edad prematura, por el gran crecimiento y la profunda originalidad del modelo, que podría juzgar este intento de retroceso, sin preocuparse en discernir donde están las causas de este retroceso, si en ideas económicas, en intereses ajenos al modelo, o en coyunturas económicas creadas por el modelo. Pero creo que esto es lo que hay, crudo, en el pensamiento de Bein, posiblemente, la velocidad de la lancha; ahora, es mucho más difícil pensar en el modelo de Melconian Espert Broda, porque su lenguaje está siempre generalizando, y se precisa muy poco por medio de sus discursos .Incluso hay un intento clarísimo de parte de Melconian de no hablar con claridad sobre esto, afirmando que los subsidios generan irritabilidad social, pero lo cuantitativo está en otra parte. Por supuesto, se trata de ajuste, reducción de subsidios, despidos, tratados de libre comercio y todo el recetario, así que podría sugerirse que el modelo sería un país como Colombia, un país con estabilidad monetaria (que justo en estos días se rompió) por medio de inversiones constantes cuya consecuencia natural sería la apertura indiscriminada al mundo y el sálvese quien pueda.

Hay otra diferencia más esencial aún: para Bein la época kirchnerista de crecimiento y pleno empleo se tiene que compaginar con una nueva época de inversión y productividad; cuando se llega al pleno empleo el motor de la economía ya no puede ser más el consumo, sino que pasa a ser la inversión, hay que cambiar la agenda; en tanto que para Melconian Espert y Broda todo ha sido mal hecho y hay que rehacerlo: lo único que sirve son sus ideas.


Creo que otra diferencia que se puede señalar es que Miguel Bein tiene algo para decir, y quiere ser entendido, no habla como si estuviera en ámbitos académicos y el problema de ser entendido fuera del otro, que es el mensaje de Melconian, por ejemplo, al expresarse: pragmatismo versus dogmatismo.

Esto es sumamente crucial, ya que el kirchnerismo tienes dos bases: una base histórica heredera de los ideales justicialistas, pero también una base profundamente original de un modelo que a pesar de las apariencias no se casa con instrumentos; es decir, exclusivamente pragmático en función de las necesidades del momento, y mucho más sensible por esto a las inquietudes de la época que cualquier otro modelo anterior. Quizás hoy sea algo raro de pensar o incluso de visualizar, porque en Occidente los políticos han desnaturalizado un poco el término, pero en la historia argentina reciente, desde mediados de siglo pasado hasta aquí, el pragmatismo brilló por su ausencia: los ideales abrochados a las recetas ocuparon su lugar. Y ojo, que pragmatismo no significa sentido común, sino todo lo contrario: las ideas pueden estar sujetas al cambio, no hay verdades absolutas, y siempre se necesita investigar en función de lo que se quiere realizar. Sin embargo, creo que Axel Kicillof marca la línea roja que no se puede cruzar, y justamente lo hace en el mismo recinto del que venimos hablando, cuando dice frente al Consejo Interamericano de Comercio y Producción: "Ningún país de fuerte, vigorosa industrialización tardía,periférica, lo hizo sin una decidida y clara intervención de su Estado".


El interrogante que queda pendiente es si de ahora en más se va a hacer hincapié en el carácter heredero de los ideales justicialistas o en el carácter pragmático para hacer de la Argentina un país de vigorosa industrialización. Sinceramente, creo que esa es la discusión próxima dentro del kirchnerismo, porque del mismo modo que es difícil de ver hoy (debido al mito) el carácter pragmático del modelo, puede que en el futuro sea difícil de ver (debido al próximo mito) el carácter justicialista de su continuidad.

Del otro lado sólo hay palabras sueltas, y es interesante ver cómo la prensa mima a los economistas que hablan con tecnicismos, como si el complejo de inferioridad intelectual del que padecen muchos periodistas no encontrara mejor lugar para verse reflejado que en el vacío de ideas que esconden los tecnicismos. Y que, al poder compartir con los periodistas, los pone a hablar de lo mismo que es, en último lugar, la imposición ideológica de la que no quieren hacerse cargo: la fuerza de los intereses privados en sus palabras.

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