martes, 13 de enero de 2015

Led Zeppelin: el signo de la intensidad

Clickeando acá se puede escuchar el especial de La otra.-radio sobre Zeppelin y Plant, con la participación del autor de este post


por César Colman

Con la simple mención de su nombre debería bastar para describir su influencia, pero, para una banda cuya evolución fue constante y marcada, sería insuficiente. Porque también podría decirse que no es necesario aclarar lo propio y distintivo de su música, alcanzaría con solo hablar de los discos que editaron y sus temas más destacados. Sin embargo, si hay que mencionar lo que signó su música a lo largo de su existencia eso es la intensidad. Porque, si bien no se desconoce del todo, Led Zeppelin es la banda que consiguió llegar a lo más alto de una cima en la que solo había lugar para alguien como ellos. O tal vez ese lugar les pertenecía, sin más. De cualquier manera, su inmensidad le otorgó la representación máxima al término “dinosaurio”, con todo lo que ello implica. Poco importa ya la mitología de una banda que desde un principio estuvo signada por maldiciones y que con el correr del tiempo y en base a esa misma maldición, al talento de sus integrantes, a los excesos en general y a varios otros componentes, fue haciendo a un lado a sus competidores. Es por eso que desandar algunos puntos destacados de esta historia puede servir de introducción para vérnosla con los monstruos.

Año 1969. Bastaba con poner la púa en el disco y escuchar una canción como “Good times, bad times” o “Communication breakdown” para entender que ya nada seria igual. O tal vez la monumental “Dazed and confused”, o los covers de Willie Dixon “You shook me” y “I can’t quit you baby”. O el cierre con “How many more times”. Pero lo que se respira a lo largo del disco es un aire cargado de blues. Producido por Jimmy Page, Led Zeppelin I muestra tras los inconfundibles riffs del guitarrista la influencia heredada directamente de los Yardbirds. Cimentando las bases de lo que años más tarde se denominó Heavy Metal.

De octubre del mismo año ‘69 son “Whole lotta love”, “Heartbreaker”, “Living loving (She’s just a woman)”. En contraposición a “Thank you”, están los más experimentales, como “The lemon song” o “Ramble on” o la instrumental “Moby dick”. Led Zeppelin II. Con un sonido crudo y directo, dieron rienda suelta a la experimentación, las zapadas y la psicodelia. Con un Jimmy Page inspiradísimo y un cantante como Robert Plant, que iba ganando protagonismo. Imposible no hablar de John Bonham o de John Paul Jones, convertidos ya en una de las bases más compactas del rock.

En Led Zeppelin III de 1970 fusionaron el folklore inglés con su ya infaltable marca registrada, el blues. Momentos acústicos, Mississipi, y mucha electricidad en los cables generan una atmósfera tensa que sobrevuela las canciones. “Immigrant song”, “Celebration day”, “Since i’ve been loving you”, aunque en realidad habría que mencionarlas todas. Erigieron un monumento, simple, directo y, por sobre todas las cosas, sorprendente.

Con Led Zeppelin IV de 1971 construyeron un disco cuya estructura se alimenta de una perfecta progresión y un sonido asombroso. Desde su lado más salvaje, con el comienzo de “Black dog” seguido de “Rock and roll”, hasta su costado más gentil, con melodías amables como “The battle of evermore” o la épica de “Stairway to heaven”. “Misty mountain hop” o “When the levee breaks” no habrían sido lo mismo si en la batería no estuviera Bonham. La inspiración de los músicos y la personalidad de una banda que ya parecía no tener techo compositivo.

Sin embargo, en Houses of the holy de 1973 incorporaron más conceptos musicales, logrando expandir sus propios límites. Este es un disco en el que, a pesar de adentrarse con nuevos sonidos (el reggae, el funk, y hasta el gótico), no caben dudas acerca de qué banda es. Es decir, canciones como “The song remains the same”, “Dancing days”, “D’yer mak’er”, la gloriosa “The crunge” o la oscuridad inquietante de “No quarter”, por nombrar solo algunas, recorren estilos inexplorados por el rock pesado de ese entonces.


Physical graffiti (1975) es el primer disco doble de la banda y también el primero en salir bajo su propio sello, Swan song. El nivel se mantenía intacto con canciones como la que abren el disco, “Custard pie”, “Trampled under foot”, o la eterna “Kashmir”. O el disco dos, con “Ten years gone”, “The wanton song” o “Boogie with Stu” (con Ian Stewart de los Rolling Stones como invitado). Como curiosidad se puede citar que, de las 15 canciones que conforman la obra, 8 fueron grabadas en los meses previos a su edición. El resto de los temas habían quedado afuera de sus discos previos, lo que demuestra los estándares compositivos con los que se manejaba la banda.


Con el disco doble en vivo The song remains the same (1976), llegan a la cúspide de la auto indulgencia de su carrera. Banda sonora de la película homónima, que se caracteriza por tener las zapadas más largas jamás grabadas en vivo. Si bien algunos lo consideran el mejor disco en vivo de la historia, con virtuosismo técnica e inventiva improvisación, para otros no es más que la ostentación de una banda y su cartel de dinosaurios.

Para la edición de Presence en el año 1976, Led Zeppelin atravesaba problemas personales y de salud. Robert Plant tuvo un terrible accidente automovilístico en Grecia que lo postró en una silla de ruedas durante un prolongado período. Los excesos y adicciones de Bonham y de Page, por otro lado, resultaron en una placa que no está a la altura de los discos anteriores. Estas circunstancias hicieron que fuera sumamente complicado grabar. En el disco se destacan la épica “Achilles last stand”, “Nobody’s fault but mine” y la bluesera “Tea for one”. Canciones en las que se vislumbra una búsqueda progresiva no del todo satisfactoria. Para el caso de canciones como “Royal Orleans” y “Hots on for nowhere”, tal vez no tengan la grandeza de discos anteriores.

En In through the out door editado en el año 1979 se percibía una atmosfera de melancolía y tragedia. Luego de la muerte de Karac, el hijo de Plant de seis años, por una enfermedad estomacal, la maquinaria se detuvo. Costó mucho tiempo reactivarla y el que actuaba como mediador mayormente era Bonham, el amigo. Desde el inicio con “In the evening” se nota el elaborado trabajo de John Paul Jones. En “South Bound Saurez” se luce el piano, quedando Page en un extraño segundo plano. Lo particular de “Fool in the rain” es que jamás pudieron tocarla en vivo, dado el protagonismo de los teclados. “Hot dog” es un country rockabilly en el que quedan en un segundo plano la guitarra y la voz. “Carouselambra” es una suerte de historia de los últimos años de Led Zeppelin. “All my love” surgió durante las esperas de Plant y Jones. El tema que cierra la placa, “I’m gonna crawl,” es el que tal vez tenga el mejor solo de guitarra del disco, donde también se destaca el trabajo de John Paul Jones. Luego se acabó.


Con un disco como Coda, del año 1982, se testifica el final de una carrera brillante, aunque no es más que un compilado de rarezas sacadas de las sesiones de Led Zeppelin III”, Houses of the holy In through the out door. Desde la primaria versión de “We’re gonna groove” hasta el refinado último período de la banda con “Darlene”, pero también con “Ozone baby” y “Wearing and tearing”, que hipotéticamente darían forma a un EP que iba a salir antes de In through the out door. Y finalmente el tema de John Bonham con su orquesta percusiva, “Bonzo’s Montreaux”. El disco, como siempre producido por Jimmy Page, si bien deja un sabor agridulce, está a la altura de una banda como Led Zeppelin.
(continuará)

1 comentario:

  1. Excelente redaccion y sintesis biografica. Led Zeppelin junto a Deep Purple y Black Sabbath gestaron hacia fines de los años 60 el genero musical conocido hoy como Heavy Metal.

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